Se han identificado más de 80 enfermedades autoinmunes. Entre las más comunes están la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple. Una enfermedad autoinmune, es causada por el sistema inmunitario, que ataca las células del propio organismo. En este caso, el sistema inmunitario, diseñado para proteger nuestro cuerpo, se convierte en el agresor y ataca y destruye a sus propios órganos y tejidos.
Algo así pasa con la violencia que afecta a nuestra sociedad. Ni el delincuente es consciente de que se ataca a sí mismo, ni la sociedad es consciente de que ese delincuente es parte de su cuerpo. Parece interesante pensar un poco en esa extraña “enfermedad”, para combatirla del modo adecuado.
¿Qué pasa cuando un paciente que sufre una enfermedad autoinmune se medica con fármacos equivocados? Obviamente no mejora, muy probablemente empeora. ¿No sucederá lo mismo respecto al problema de la violencia social? Para combatir la delincuencia no se utilizan fármacos, pero bien vale la comparación de éstos con los procedimientos legales con los que se intenta combatirla.
Cuando decimos que el delincuente “no es consciente de que se ataca a sí mismo”, nos referimos a que no se asume como parte de la sociedad que va a sufrir las consecuencias del delito que él va a cometer. Para él “la sociedad” es un concepto muy difuso, lejano, ajeno.
Tomemos por ejemplo el delito más común, que es el hurto. Hablemos no del hurto a gran escala que cometen los delincuentes de cuello blanco, ni de las bandas de delincuentes profesionales, sino del hurto común del que más se ocupan a diario las crónicas policiales. Lo que cree el delincuente es que esa es la forma de apropiarse de lo que desea o necesita, ya que se considera fuera de competencia en la lucha que libra la mayoría por acceder a ello. Se ve a sí mismo en un lugar discriminado, marginal, apartado, desde el cual hay dos alternativas: resignarse a contemplar lo que otros poseen, o quitárselo. También son dos las preguntas claves que surgen de esta hipótesis: ¿Por qué hay personas que se sienten en esa condición? ¿De dónde salieron?
Si lo pensamos un poco, las respuestas se parecen al diagnóstico médico de las enfermedades autoinmunes: hay un cuerpo social que parece no reconocer a esas personas como parte de sí, al mismo tiempo que éstas no se sienten parte de ese cuerpo.
Visto así, la reforma “Vivir sin miedo” que se vota el próximo 27 de octubre, es como una medicación equivocada. La medicación adecuada sería la que apunte a combatir la marginación social, lo que implica dar soluciones para que todos los ciudadanos puedan acceder como mínimo a un trabajo digno, una casa decorosa y una educación de calidad. ¿Por qué escasea el trabajo, hay tantas personas sin techo y la educación pública no es la adecuada? Esa es una de las preguntas en torno a las que tenemos que pensar si queremos una sociedad menos violenta.
El enfoque que UNIDAD POPULAR le da al tema de la seguridad pública no pasa por una reforma constitucional como la que está a consideración de la ciudadanía, la que entendemos que no es la respuesta adecuada al problema de la inseguridad. Nuestro programa de gobierno con propuestas concretas en éste y otros muchos temas de urgente consideración, está disponible en WWW.UNIDADPOPULAR.ORG
Estamos convencidos de que solo si utilizamos la “medicación” adecuada, se pueden obtener los resultados deseados.
Treinta y Tres, Setiembre 24 de 2019
Aníbal Terán Castromán
Vocería del Partido Humanista, integrante de UNIDAD POPULAR
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