Este jueves 27 de junio se cumplen 46 años de la consumación del último golpe de estado en nuestro país. Aquel momento histórico marcó el comienzo de una dictadura cívico-militar que causó estragos de largo plazo. Hasta hoy estamos pagando las consecuencias de los innumerables actos de terrorismo de estado que se cometieron desconociendo la Constitución de la República, violando los derechos ciudadanos, multiplicando escandalosamente el endeudamiento del país al que empobrecieron material y culturalmente.

Nos parece oportuno subrayar que la dictadura de los años setenta del siglo pasado desmanteló la industria nacional, empobreció aceleradamente al país multiplicando por 9 la deuda externa, llevándola en 11 años de unos 500 millones a 4.500 millones de dólares, registro de endeudamiento record que no ha sido superado. Por tanto no solo cuenta el daño ocasionado en la institucionalidad democrática, los perjuicios en el campo de la educación, la salud, la seguridad pública, sino que desde el punto de vista económico, la dictadura fue calamitosa.

Es bueno recordar también que el golpe en Uruguay fue uno más de la serie que asoló el continente, quedando absolutamente probado que hubo una coordinación internacional dirigida desde Washington para someter a los países de la región a los designios del imperio norteamericano. Triste sucesión de acciones antidemocráticas planificadas y ejecutadas por quienes con increíble desfachatez, siguen autoproclamándose paladines de la libertad y la democracia.

Persecuciones, desapariciones, violaciones y destituciones, constituyeron en ese período el método empleado para aplastar a los pueblos sudamericanos. No obstante desde la clandestinidad en cada rincón del continente la resistencia digna y solidaria fue la contracara del despotismo imperialista. Hermosos episodios de coraje e integridad se escribieron en medio de tanto atropello y crueldad. Los pueblos de América pueden estar orgullosos de sus mártires y alimentar con su ejemplo las luchas que siguen pendientes para romper las cadenas imperialistas que continúan oprimiéndolo, ya no con dictaduras declaradas pero si con otras estrategias de manipulación política que les permiten mantener su hegemonía.

Los humanistas invitamos en esta fecha histórica a todos los uruguayos y demás habitantes del continente a renovar el compromiso con la causa de la libertad consagrada en el derecho garantizado por la Constitución y la Ley. Es verdad que no tenemos aún la democracia real hacia la que hay que seguir andando, pero no debemos retroceder admitiendo autoritarismos o tutorías de ninguna especie. Y no podemos desconocer que los mismos que ayer plagaron de dictaduras nuestro continente, hoy utilizan otros medios para los mismos fines. Un pueblo despierto, alerta, con buena memoria, puede frenar sus ambiciones y escribir las gloriosas páginas del futuro digno que nuestros hijos se merecen.

Por ellos y por los que habrán de seguir naciendo en estas tierras del sur, por los que cayeron luchando y nos marcaron el camino, tenemos que tener memoria.

Treinta y Tres, junio 27 de 2019

Aníbal Terán Castromán

092 916 334, ateran@adinet.com.uy

Vocería del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular

Pin It on Pinterest

Share This